Pasear. Algo tan sencillo que muchas veces es infravalorado. Siempre le ha llamado la atención el devenir del tiempo, que va fraguando a las personas cual viento erosionando a la más implacable de las rocas. Los pies desnudos sobre el húmedo y salado manto de la orilla, o bajo el tenue gotear de una tarde en la que ha decidido poner a remojo los pensamientos que ensucian su tranquilidad. Aprovechar la complacencia de la primavera para surcar los senderos regalados por Gaía.
Ahora todo es espera, meditación, introspección. Pero Febrero más que nunca, anhela la llegada de todo aquello que, aunque de sobra conocido, todavía disfruta y se siente capaz de rehacer una vez tras otra. No por ello su vida se estanca en una repetición de lo placentero conocido. Sus ganas abarcan infinidad de metas, que no se limitan al abanico entre confines. Su lema: sueña que sueñas, porque algún día, aun siendo real, sentirás que estás soñando...
Aquella tarde le dio qué pensar. ¿Y si volviésemos a la época del trueque? ¿Podrían cambiarse abrazos? ¿Podrían ofrecerse sonrisas como la única y verdadera panacea? La realidad no es más que el sueño al que nos acostumbramos. Por eso Febrero no deja de renovarlo, de buscar el ápice escondido que siempre falta para completar algo, y seguir avanzando en su sueño infinito: felicidad.
lunes, 13 de junio de 2011
"La luna es el ojal por el que se abotona el sol para cerrar el día".
Ahí me tenéis en uno de esos días
en los que nadie te coge el teléfono
y las paredes se te echan encima.
Yo sé que siempre hay salida
pero saber que todo irá mejor
no quita que me sienta hecho una porquería.
Pasan lo años, los proyectos, los sueños, ...
¿Recuerdas cómo querías ser cuando eras pequeño?
Crecer es darse cuenta
de que la vida no es como quisieras que fuera,
todo es mucho más complejo:
responsabilidades,luchas, deberes, ...
Sonreír cuando no te apetece.
Mentir para no hacer daño a la gente que quieres.
Fingir cuando perfectamente sabes que te mienten.
¿Merece la pena hacer lo que se supone
que debes más veces de lo que realmente quieres?
¿Por qué terminé haciendo lo que todos hacen,
si se supone que siempre me sentí diferente?
He sido un cobarde disfrazado de valiente.
Siempre pendiente del qué dirá la gente.
Escondo mis miedos para parecer fuerte.
Pero ya no más, es hora de ser consecuente
Porque... porque creo que lo he visto amigo y...
Quizás la clave para ser realmente libre
sea reír cuando puedas y llorar cuando lo necesites.
Ser honesto con uno mismo,
centrarse en lo importante y olvidarse del ruido.
Quizás la clave para ser realmente libre
sea reír cuando puedas y llorar cuando lo necesites.
No obcecarse con los objetivos.
Tratar de relajarse y vivir algo más tranquilo.
Con este tema me hago una promesa
y es hacer lo que sea para encontrar soluciones, no problemas.
Sé que no soy perfecto bien,
no me castigaré más por no serlo.
Voy a aprender a decir que no.
Aceptarme como soy, a medir el valor.
Porque a veces fui valiente por miedo.
Sé que suena extraño
Pero ¿sabes qué?
Lo peor de todo es que es cierto.
Hoy busco: dormir a gusto.
No suena muy ambicioso,pero créeme: es mucho.
Llevo 30 años estudiando la vida.
¿Que no hay mal que por bien no venga?
¡Eso es mentira!
Me centraré en lo importante:
en mi familia, mis amigos, mi pasión por el arte.
Aceptaré que tengo derecho a estar de bajón de vez en cuando.
Porque estar de bajón es humano.
No pienso rendirme ante ningún problema.
Confío en mí, soy capaz de vencer lo que sea.
Volveré a caer millones de veces
pero siempre volveré a erguirme
porque me di cuenta de que...
Oh sí, amigo me dí cuenta de que...
Quizás la clave para ser realmente libre
sea reír cuando puedas y llorar cuando lo necesites.
Ser honesto con uno mismo,
centrarse en lo importante y olvidarse del ruido.
Quizás la clave para ser realmente libre
sea reír cuando puedas y llorar cuando lo necesites.
No obcecarse con los objetivos.
Tratar de relajarse y vivir algo más tranquilo.
Os recomiendo escucharla tranquilamente, cuando tengáis uno de esos momentos.
Inconfundibles melodías folk le han valido al músico Leonard Cohen (Montreal, 1934) el Premio Príncipe de Asturias de las Letras. Por sus canciones de marcado carácter literario, sí, pero también por su obra no cantada, libros como Flores para Hitler, Los hermosos vencidos, Comparemos mitologías, o la obra El juego favorito.
